lunes, 15 de noviembre de 2010

Un suspiro

No te das cuenta de lo duro que es caminar sola, que cada paso que doy me siento como un fantasma deambulando en una casa. Desamparada en medio de un desierto con frío de noche, con calor de día. Me cambia el estado cuando te acercas y me sujetas de la mano, cuando a su vez vienen más por detrás y nos dan las manos. Que nos acompañan hasta el fin del mundo, que son capaces de dar la vida por sus amigos. Cuando todos corremos a la vez y nos falta el aliento. Cuando nos proponemos todos hacer locuras para luego reirnos y recordarlo hasta el fin de los tiempos. Cada día que pasa tengo sueños, muchos sueños. Lástima que todo esto sea un sueño y sólo disfrute durmiendo porque una vez abra los ojos todo se desvanece y vuelve a ser la misma mierda de siempre. Pero solamente yo soy la que tiene que cambiar esta realidad, lo que nadie sabe es que sola no puedo y no es tan fácil como deglutar. Necesito más de dos manos para que esto siga adelante tan recto como pueda porque sin el empujo de quien quieres esto se atasca y ni el aceite más duro podrá moverlo del sitio.


Paranoias abstractas.

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